domingo, 31 de agosto de 2008

Breve reseña


Nunca estuvo en nuestros planes la idea de viajar juntos, de vivir juntos, de estar juntos. Solamente  vivimos momentos de suma alegría y locura extrema. Una obsesión complicada, que a causa de una reciente ruptura sentimental de mi parte, y a un periodo si compromisos de ella, dio paso a una relación extraña, que lidiaba con mis fantasías de sexo sin compromisos y libertad total. Pero luego, se fue tornando intensa, tan intensa que hizo cambiar mi forma de pensar en muchos aspectos y hasta comerme mi orgullo en muchas situaciones, con la única convicción de encontrar la felicidad a su lado.

 

Luego de un verano juntos instalados en mi departamento casi todo el tiempo, había llegado el momento de decir adiós. Un adiós previsto por el calendario y por los proyectos de ella fuera del país. Durante el tiempo juntos en lima nunca llegamos a consolidar una relación oficial, nos presentábamos ante nuestros padres y cercanos como amigos nada mas, a pesar de que exhibíamos una conexión latente. Ante los extraños o poco importantes, éramos la pareja mas feliz del mundo, de esas que causan envidia entre los solteros, de los que se olvidan del mundo cuando están juntos, y   cuando venían los problemas propios del la convivencia, buscábamos  darles soluciones rápidas, a pesar de que muchas veces estas se daban mas por mi insistencia, y porque algo en ella me hacia perseverar en la química que creábamos al estar juntos.

 

Cuando ella se fue, me quede tratando de aceptar su ausencia, viendo mi pieza convertida en una oficina, e intentando involucrarme en mis estudios y en el trabajo. Labor inútil la mía ya que a cada momento la recordaba, y pensaba en verla. Las llamadas por teléfono servían poco y los mails solo lograban altibajos en mi animo diario. Por ultimo un día decidí lanzarme a la piscina y preguntarle si quería verme, cuando dijo que sí compre el pasaje, y mi vida giro en torno a la fecha de mi arribo a buenos aires .

 

Tuve que viajar miles de kilómetros para poder volver a verla, había tenido meses de larga espera, noches en vela pensando solo en ella, innumerables amanecidas llenas de alcohol con solo un nombre en mi cabeza, el suyo.

 

Ella se había ido hacia 4 meses, demasiado tiempo para una pareja tan extraña como la que formábamos. Yo por un lado, un tipo tradicional, ordenado, pasional y a veces obsesivo y ella una chica moderna, alocada, practica y un poco engreída. Al verla en el aeropuerto exhausta por la desesperación de no encontrarme, vi sus ojos llenos de alegría, que pagaron el pasaje y la espera, que compensaron las horas de viaje y los líos dejados en lima por mi abrupta partida. Cuando por fin la abrace puede sentir renacer la química entre nosotros y así volvieron los días felices, solo que esta ves el calendario marcaba una cuenta regresiva mucho mas corta. Esta vez solo teníamos 11 días para estar juntos e intentar recargar nuestros cuerpos y nuestra historia con mas momentos de felicidad.